POR LITO SANTANA.
Cuando
en el mes de septiembre del 2008 las aguas bravías del río Yaque del
Sur abandonaron su cauce para y dirigirse hacia la carretera que une al
municipio de Tamayo y al distrito municipal de Uvilla, en la provincia
Baoruco, la gente pensó que los daños serían temporales.
La
crecida fue tan descomunal que las aguas no sólo arrasaron con todas las
cosechas que ocupaban los terrenos en su ruta, sino que “escarbó” el
subsuelo llevándose toda la capa vegetal tomando “como su propia casa”
las propiedades agrícolas de la zona.
Cuánto sufrimiento ha
vivido esta gente de ese tiempo para acá. Decenas de agricultores
perdieron el sustento de sus familias y la impotencia se apoderó de
ellos. Por momentos el agua pareciera que era incontrolable y en varias
ocasiones ha puesto en peligro el paso entre Tamayo y Uvilla.
Aún
así la gente mantenía la esperanza de que tan pronto “el río se recoja”
la normalidad iba a retornar al lugar. Pero no ha sido así. Han pasado
más de cinco años y la gente no solo perdió sus conucos sino que ahora
las que eran propiedades productivas se han convertido en minas de
cascajo y arena explotada de manera irresponsables por depredadores de
la naturaleza.
A diario por donde antes salían camiones repletos
de plátanos, guineos o frutos menores, ahora salen camiones volteos
llenos de materiales sin ningún tipo de control. La situación ahora
adquiere otro elemento de maldad para los pobladores de la zona.
Como
los camioneros extraen materiales del lugar, le están preparando el
terreno al río Yaque del Sur, que como es costumbre cuando llegue la
temporada ciclónica retomará esa misma ruta y las consecuencias serán
impredecibles.
Apenas estamos en febrero, la temporada ciclónica
se inicia el primero de junio y ya la gente tiene “los dedos cruzados”
para que la desgracia no retorne por estos lugares. Mientras tanto las
autoridades locales y nacionales parecen no darse cuenta de lo que esto
significa.
Es urgente que se detenga la extracción de materiales
en la zona destruida por el Yaque del Sur entre Tamayo y Uvilla, se
drague el verdadero cauce del río, se construya un muro de protección y
se le busque salida a los propietarios de terreno en ese lugar que han
pasado a la inopia. Es una cuestión urgente que debe abordarse ahora
ante que las aguas del Yaque se desborden y conviertan en tragedia lo
que ya es una calamidad para toda esta gente.
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